Racistas o tolerantes, ¿Cómo somos los españoles con los inmigrantes?
Escrito por Mario López el Viernes, 04 Septiembre 2015Se dice que una vez formado, en España, solo hay tres salidas: por tierra, por mar y por aire. La crisis económica ha llevado a mucha gente a abandonar el país, pero no solamente a muchos de los jóvenes altamente cualificados. En esta infografía recogemos la evolución de la emigración española y la huella de personas que tuvieron historias de éxito y de desilusión: las dos caras de la emigración de los españoles.

¿Eres consciente de la dimensión del problema de los delitos de odio en España? Te proponemos un test, en el que encontrarás cuestiones relativas a los delitos de odio, y declaraciones de políticos que alimentan la discriminación y el desprecio hacia minorías concretas.
La reciente muerte de cerca de 800 migrantes y solicitantes de asilo en un único naufragio en abril pasado puso de manifiesto la creciente regularidad de estas tragedias. Sin embargo, las muertes ocurridas en el Mediterráneo son difíciles de registrar y la información con la que se cuenta no logra capturar las cifras reales de fatalidades. Se estima que por cada cuerpo encontrado en las orillas de los países destino, hay al menos otros dos que no serán registrados jamás.
Los muros de la desigualdad que se analizan a continuación demuestran su ineficacia a la hora de frenar a las personas que buscan desesperadamente un futuro mejor, son el monumento mundial a la obsesión por la seguridad en detrimento de los derechos humanos y, en algunos casos, constituyen un negocio redondo para las empresas militares.
La crisis está siendo cruel con los inmigrantes. Los datos lo confirman. El 43% de los inmigrantes no comunitarios están bajo el umbral de la pobreza. El porcentaje de hogares donde nadie trabaja duplica el español. El paro entre extranjeros llegó a subir 29 puntos desde el inicio de la crisis, hasta alcanzar un máximo del 39,21% (1er trimestre 2013). En la última EPA (4º trimestre 2014) la tasa de paro entre los extranjeros es del 33,22%.
La precariedad laboral es evidente para gran parte de la población inmigrante. Desde el inicio de la crisis aumentó la proporción de empleos indefinidos de baja calidad, la cantidad de inmigrantes que hacen jornada parcial, por no encontrar trabajos de jornada completa, el número de contratos fijos discontinuos y los subempleos. Tras la aprobación del RD-Ley 16/2012, la obligatoriedad de estar cotizando para tener o mantener “los papeles” y, con ello, tener pleno acceso a la salud sitúa a este colectivo en la marginalidad.
Los gitanos soportan el peso de una mochila cargada de prejuicios y estereotipos. Aunque conviven con el resto de los europeos desde hace cinco siglos, todavía son vistos con recelo y tratados con desprecio. Son muchas las historias de persecución política y étnica a las que se han visto sometidos, aunque la cúspide de la barbarie fue el Samudaripen, el genocidio gitano en el que los nazis asesinaron a más de medio millón de romaníes.
La exclusión social y discriminación que padece la comunidad gitana no es fruto del azar. Que en Europa más de la mitad de los gitanos considere que ha sido víctima de discriminación, según el informe "La situación de los gitanos en once países de la UE" (2011) de la Agencia Europea de Derechos Fundamentales y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, debería hacernos pensar en el modelo de Europa que hemos creado y empezar a trabajar para cambiar unas dinámicas en las que la exclusión genera más racismo y el racismo genera más exclusión.
Internet ha cambiado el tablero de juego a través del que nos informamos, comunicamos y relacionamos. Los mensajes circulan a toda velocidad por la web sin apenas filtros que nos ayuden a dotar o no de credibilidad a los contenidos a los que accedemos. Esta ausencia de barreras también facilita la difusión de ideas y actitudes que menosprecian o directamente atacan a personas por su condición de diferentes.
Gays, gitanos, extranjeros, musulmanes, judíos, negros… El desconocimiento o la difusión de prejuicios o mentiras sobre estos grupos no es un fenómeno que se mantiene, aislado y sin consecuencias, entre las paredes virtuales de la red de redes. Sino que repercute en la manera en que vivimos en sociedad y en los ojos a través de los cuales miramos al otro, sea éste nuestro vecino, nuestro compañero de trabajo o el migrante que llega al barrio.